Las mascaradas
Costarricenses.
Las mascaradas son un festival que se
representa cada año. Es grato, más que todo inspirador para algunos, por ejemplo,
el caso de Don Jorge Corrales:
Para Jorge Corrales, oriundo de Aserrí y
quien reside actualmente en Alajuela, su interés por las mascaradas surgió
cuando era tan solo un niño. Entre sonrisas y nostalgia, Corrales relató:
“Empecé muy joven, porque en mi pueblo, Aserrí, llevaban las mascaradas de
Escazú, las creadas por don Pedro Arias, a quien considero mi maestro, pese a
que nunca lo conocí. Don Pedro era quien, junto a su hijo Amado Arias, hacían las
verdaderas mascaradas tradicionales costarricenses y las llevaban hasta las
fiestas en Aserrí”.
Este tipo de actividades atraen a las
personas a pasar tiempo en familia. Claro el hecho de participar en ellas
también es algo divertido participan niños, jóvenes y adultos. En si es un tema
de diversión y alegría lo cual los participantes hacen con todo amor y cariño
al representar algo tan bello para su país.
Su uso como objeto ceremonial, funerario,
en rituales mágicos-religiosos, agrícolas o de cacería, representaciones
teatrales, festejos populares y carnavales la determina como un objeto poli
funcional con una función social y manifestación universal de la cultura.
Los encargados de darle vida a este gran
evento afirman que ellos no lo hacen por premios o de más si no para compartir
y recibir el reconocimiento del público que es lo que más les gusta, ver a las
personas divertirse con estos actos.
Hay adultos que todavía tratan de mantener
esta tradición viva, de hacer las máscaras y de participar en el festival, más
que todo mantener las leyendas o tradiciones vivas propias de la cultura
costarricense. Lo cual esto es inspirador para algunos jóvenes ticos que
también mantienen esta tradición viva, claro la mayoría de jóvenes participan
en los bailes y hacer feliz al público, pero hay algunos que se sienten que
su necesidad de compartir esta experiencia es creando las máscaras y tener un
buen uso de estas. Esto también inspira a las personas a hacer manualidades
artesanales de cada personaje que representa una leyenda del país, tanto
cuadros como recuerdos.
La máscara conjuga dos atributos: arte y
rito unidos al ser humano como objeto simbólico más allá de ser una mercancía u
objeto meramente estético. Estas personas son las encargadas de seguir
manteniendo esta tradición, los recuerdos, leyendas y la alegría en
nuestro país.
NATALIE ZÚÑIGA
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