El Arte de la Mascarada Costarricense
Las mascaras siempre han tenido un papel
importante en la cultura y las tradiciones costarricenses. Se categoriza como
tradición, ya que tiene raíces de la época colonial de país, hasta la
actualidad. Antiguamente las confeccionaban con materiales como arcilla,
madera, ramas y hojas, piedra volcánica, barro, oro, plata y cerámica. Una vez
listas las coloreaban y decoraban con pigmentos naturales.
Estas las hacían con rasgos de animales y
grotescas; cuernos, grandes colmillos, deformaciones, facciones de felinos,
venados, murciélagos, serpientes, ranas y otros propios de su medio natural y
significativos de su cultura.
Los mascareros hacen una labor artesanal en
la cual se usan varios elementos, como barro, madera, papel, yeso e incluso
fibra de vidrio.
Las máscaras que elaboraban los indígenas
maléku y boruca son fabricadas a partir de madera de balsa, talladas a mano en
alto relieve utilizando gubias. Estas representan rostros humanos con
características de animales o bien, rasgos grotescos para que semejen diablos,
como en el caso de las utilizadas para el juego de los diablitos. En los
modelos más modernos se han agregado temas ecológicos y hasta máscaras de neón.
Técnica
de los mantudos:
Para elaborar estas mascaras se consideran
tres pasos esenciales para la elaboración de una mascarada tradicional: el
moldeado en barro, la adición de capas de papel y el acabado final.
Lo primero que se elabora es un molde de
barro esculpido a mano, el cual se deja reposar por espacio de una semana para
eliminar la humedad. El barro utilizado debe amasarse previamente por espacio
de cuatro horas para sacar todas las burbujas de aire. Una vez que el molde se
ha secado, se empiezan a agregar tiras de papel de periódico o de saco de
cemento, pegándolas por capas con una goma hecha a base de agua y harina.
Cuando ya lleva quince capas, se retira el molde de barro.
Una vez que está lista la máscara de papel,
se agrega una estructura metálica externa hecha de varilla de hierro, la cual
debe seguir el contorno de la figura y dejar algunas previstas para colocar una
estructura interna hecha de varilla que es la que sustenta la escultura.
Después, se deben seguir agregando capas de papel hasta borrar los contornos
externos de la varilla y darle el acabado. Algunas de estas máscaras llegan a
tener hasta noventa capas de papel. Finalizado el proceso de escultura, se le
agrega la pintura, el armazón, el vestido, etc.
Técnica
de arcilla:
El proceso de elaboración de máscaras con la
técnica de arcilla estimula el trabajo manual, que sin duda desarrolla
habilidades y destrezas motoras, y permite la expresión creativa. Asimismo, y
como lo hemos comprobado en los talleres- construye un bello espacio de convivencia
e intercambio entre personas de múltiples edades y afinidades: entre hijas y
padres, entre abuelas y nietos, entre jóvenes y maestros, entre parejas y
amistades.
La artesanía de máscaras se trabaja en familia en medio de animadas
conversaciones y visitas de vecinos y amigos que, de vez en cuando, se llenan
las manos de arcilla, de goma y pintura y les dan a los rostros un toque
diferente.
El
trabajo artesanal en la creación de las máscaras es fundamental, a cada
personaje le dedican un tiempo aproximado a veinticuatro horas para su
elaboración y aproximadamente tres o más días para su secado. Cada obra tiene
sus diferencias su originalidad y no hay giganta, diablo, calavera o policía
igual a otro, aunque provengan del mismo taller. Caricaturescos, excesivos y exagerados los
personajes emocionan y hacen reír. Los tamaños, los rasgos, los colores, la
forma de los ojos, narices y bocas, la mezcla de telas en los vestidos, los
sombreros y los zapatos muchas veces los propios de quien se disfraza rompen la
monotonía y abren puertas a la imaginación.
Es así como el encanto de la mascarada
tradicional costarricense logra fusionar la realidad y la fantasía entre sus
espectadores con un espectáculo que incluye cabezas gigantes sostenidas de un
cuerpo alto, o estatura media, según cada personaje torpe y tambaleante, con
brazos largos que se agitan de un lado al otro, que asustan y alegran los
corazones de niños, jóvenes y adultos.
BRENDA SEGURA
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