martes, 24 de marzo de 2020

Boyeo y Carretas

        
Origen del Boyeo y Carretas

 La tradicional carreta de bueyes es el tipo de artesanía más famoso de Costa Rica. Desde mediados del siglo XIX, las carretas de bueyes eran utilizadas para transportar el grano de café desde el valle central de Costa Rica, en las montañas, a Puntarenas, en la costa del Pacífico. Un viaje requería de 10 a 15 días.
En muchos casos, las carretas de bueyes eran el único medio de transporte de una familia y simbolizaban su estatuto social. La tradición de pintar y engalanar las carretas comenzó a principios del siglo XX. Originalmente, cada región de Costa Rica tenía su propio diseño, lo que permitía identificar el origen del boyero por los motivos pintados en las ruedas. A principios del siglo XX, flores, rostros y paisajes en miniatura empezaron aparecer al lado de los motivos que representaban estrellas puntiagudas.


Cada carreta de bueyes se fabrica para producir su propio “canto”, un campanario único producido por un anillo del metal que golpea el cubo de la rueda cuando la carreta traquetea por los caminos. Cuando las carretas de bueyes se convirtieron en motivo de orgullo individual, se construían con mayor cuidado, seleccionando las maderas de mejor calidad para producir los mejores sonidos. Al convertirse la mayoría de las carretas en un medio de transporte antiguo, se ha reducido la demanda de carretas, y por tanto también ha disminuido en las últimas décadas el número de artesanos que dominan la técnica para fabricarlas y decorarlas.



El Boyeo
Los campesinos costarricenses, al mando de su carreta y junto a sus fieles bueyes, han ejercido el oficio del boyeo por generaciones. Un oficio aprendido desde pequeños, junto a su familia. Son los hombres, principalmente, quienes heredan la tradición del boyeo, sin embargo, las mujeres siempre han participado de la tradición y en los últimos años han asumido un liderazgo importante.

Al igual que el boyero, los bueyes desde jóvenes reciben su educación, una tarea esforzada que requiere de varios años. Aprenden a llevar la carga del yugo y la carreta, y su temperamento es modelado para recibir con sumisión las instrucciones del boyero.

Los estímulos del chuzo y las órdenes del amo, que con el diario convivir se envuelven en gestos de cariño, confianza y obediencia, facilitan la labor. El chuzo permite establecer jerarquías, pero no se utiliza para agredir al animal.
Arar el campo o hacer girar las muelas del trapiche. Transportar leña, caña dulce, maíz y otros productos. Llevar el café al puerto para intercambiarlo por sal y algunos granos. Trasladar a los enfermos, brindar el servicio de fletes o ir de paseo. Estas han sido algunas de las funciones que boyero, bueyes y carreta, han permitido en Costa Rica.
Todo este cúmulo de conocimientos y habilidades, intangibles e imperceptibles pero arraigados en la memoria, han contribuido, en alguna medida, a la definición de la identidad costarricense. La carreta ignoró obstáculos, mitigó cansancios, multiplicó empujes, abrió nuevos horizontes, pero al lado de ella también merece reconocimiento el boyero, que bajo la lluvia, barreales, nubes de polvo de día y de noche fueron la yunta perfecta, para poner los pilares de la democracia, dedicados de lleno al progreso de la patria, simbolizan la tenacidad de una nación joven.

Carreta
Desde mediados del siglo XIX, con la extensión de los cultivos de café, con terrenos en extremo pendientes y llenos de barro, durante los meses de transporte, se empezó a dar preferencia por carretas de rueda maciza, para evitar la acumulación de barro entre los radios.

La técnica de su fabricación evolucionó rápidamente, los colores y los diseños han constituido una nota peculiar del país. Durante cien años, hasta la entrada de los vehículos, las carretas pintadas fueron el eje del desenvolvimiento económico del país. La carreta costarricense se diseñó para superar las dificultades que presentaban nuestros viejos caminos como: lodazales, cuestas, curvas cerradas, duros pedregales, profundas quebradas y otros.
En 1843, Costa Rica envía un primer embarque a Inglaterra, de esta manera abre las puertas del país al mercado internacional y consolida la situación de monocultivo. Con el fortalecimiento de la actividad cafetalera, se intensifica el uso de la carreta, que pasa a ser el mejor instrumento en el esfuerzo del país por producir y exportar el grano de oro.
El camino a Puntarenas exige la multiplicación de carretas. El café y la carreta garantizaron el empeño de Costa Rica para desarrollarse y por generar riqueza pública. La edad de oro de las carretas puede ubicarse de 1850 a 1935.


La carreta fue decretada Símbolo Nacional desde el 18 de julio de 1988, durante la primera administración de Oscar Arias Sánchez el 22 de marzo de 1988, donde se reconoce en forma oficial la importancia de la carreta y destaca su papel estelar en el desarrollo de Costa Rica. El progreso nacional surge de la carreta, que llena necesidades laborales, comerciales, recreativas y religiosas de los campesinos. La carreta pintada, con sus típicos dibujos constituye un fenómeno único en la historia de América. Así como también los adornos de los costados, compuertas y ruedas, en colores vivos y brillantes, constituyen una expresión artística popular, autóctona y espontánea



DAVID GARCÍA

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